Para llegar a Kataláin nos adentramos en la Valdorba por la NA-5100
desde Garínoain, a un
kilómetro aproximadamente nos encontramos a la derecha con la esbelta figura de la iglesia del Santo Cristo de Kataláin junto a las ruinas de otras edificaciones.
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Jimeno y Miguel de Garínoain, lo dieron por la escritura ducientos treinta y siete al Ospital de Roncesvalles y a Martín de Guerra, Prior de dicho Monasterio, en la hera de mil y ducientos y cuarenta y seis, en el mes de mayo 1208.
Perteneció a un monasteriolo (iglesia propia) cuyos titulares; Jimeno y Miguel de Garínoain, lo dieron (1207) a Santa María de Roncesvalles. Fue desde el propio
s. XIII sede de una de las claverías de este cabildo y, probablemente también albergue de peregrinos.
Junto a la iglesia del Santo Cristo de Kataláin
vemos el monasteriolo, en la actualidad está en ruinas, levantadas en sillarejo con aprovechamiento de algunos sillares romanos, destaca junto al ábside un edificio en forma de larga nave rectangular dividida
en cinco tramos, que se cubrían, a juzgar por los dos tramos que se conservan, con una bóveda de medio cañón apuntado reforzada por fajones sobre ménsulas,
debió ser el refectorio, hoy está restaurado pro sin utilización. Otra construcción de sillarejo se adosa al muro de la Epístola.
Esta iglesia, es del grupo influenciado por Loarre en lo constructivo y en lo decorativo por Jaca junto a las iglesias de Echano, Olleta y Orísoain en la
Valdorba y el monasterio de San Jorge de Azuelo. Es de una espléndida belleza, de mediados del s. XII. Tiene nave de cuatro tramos con cubierta de madera sobre arcos fajones que descansan en
ménsulas de rollo. Salvo en el tercer tramo que apoyan en columnas, en él se abre la cúpula con linterna sobre pechinas reconstruida en 1776.
Se accede al ábside por un arco triunfal de medio punto que reposa en semi columnas adosadas con capiteles decorados, el de la izquierda con motivos vegetales y en el de la derecha vemos
a David tocando el arpa franqueado por águilas. Está cubierto con bóveda de horno. Dividido horizontalmente en dos partes por medio de impostas, la de arriba decorada con bolas y la de abajo
con ajedrezado jaqués, la parte inferior presenta una serie de arquillos ciegos sobre columnas con capiteles trabajados con motivos vegetales y la superior tres vanos abocinados simples. Al exterior,
los contrafuertes llegan solamente a la altura del arranque de los tres vanos citados, que son de grueso baquetón de medio punto sobre dos columnas y sus correspondientes capiteles de talla vegetal
y figurativa (aves y mono ensogado).
A los pies, en el hastial, una esbelta espadaña y la portada de medio punto dentro de un pórtico adelantado del hastial con tejaroz sostenido por canecillos muy deteriorados. El vano está formado por dos arquivoltas lisas que reposan sobre dos columnas a
cada lado rematadas en capiteles figurativos y con representaciones historiadas; de izquierda a derecha vemos en el primero arpías enfrentadas, en el siguiente personajes portando algo, uno de ellos báculo y libro; al otro lado un mono ensogado
entre dos personajes y garzas, y, en el último, dos caballeros enfrentados con las espadas desenvainadas.
En el tímpano presenta un crismón trinitario al que le falta el radio horizontal. Encima de la portada hay una extraña ventana lobulada protegida por un grueso baquetón sobre columnas con capiteles vegetales, en medio de dos saeteras con arquivoltas de radio
muy amplio. Por último, la cornisa de la nave está sustentada toda ella por canecillos la mayoría muy deteriorados en la que se pueden observar, cabezas de animales, humanas, representaciones geométricas, ajedrezados, rollos y diversas
representaciones humanas cuyo significado es difícil determinar.