Cabanillas la encontramos, desde Tudela, a los 9 Kms. tomando la carretera NA-126.
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En 1119 se reconquistó a los musulmanes Cabanillas (recibiendo los fueros de Sobrarbe), junto a la de Tudela. Alfonso I el Batallador hacia 1127 concedió a los moradores de la villa el fuero de Cornago.
El Batallador en 1130 donó bienes de la localidad a Hugo de Jalón, quien a su vez, hacia 1140 los entregó a la colegiata de Roncesvalles. En 1142 García IV Ramírez el
Restaurador dona la villa a la Orden de los Caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén, donde éstos constituyen una de sus encomiendas en Navarra, dependiendo del Priorato de Aragón hasta 1151.
Más de cuatro años costó la restauración de esta pequeña iglesia, edificada bajo la advocación de San Juan de Jerusalén. En el s. XII formaba parte de una encomienda
Sanjuanista.
Se han conservado de su primitiva fábrica el ábside semicircular y parte de los muros laterales. Las bóvedas de la nave son del s. XV. Inicialmente tenía dos tramos con bóveda de
cañón y la cabecera cubierta de bóveda de horno, ésta estaba precedida de un arco de triunfo apuntado sobre columnas con capiteles de decoración vegetal.
Se accede a su interior por una portada de medio punto, abocinada, con tres arquivoltas también de decoración vegetal y geométrica protegidas por un guardalluvias. Descansa en columnas nuevas,
las originales han desaparecido. Los capiteles, muy deteriorados, mantienen los motivos de decoración vegetal, salvo alguno que presenta animales, son de pequeña cesta, pero por el contrario tienen un gran
cimacio decorado con hojas.
El ábside al exterior está dividido horizontalmente por una imposta lisa, de ésta hacia abajo se compartimenta en tres paños por medio de contrafuertes que sirven de apoyo a medias columnas
decoradas con capiteles de hojas de acanto. En los tres paramentos se abren ventanas de medio punto, la del centro con dos columnillas
de capiteles vegetales y doble arco.
Existen otras dos ventanas laterales en los muros, de una arquivolta sobre ménsulas que representan figuras humanas o animales.
El tejaroz del ábside descansa sobre canecillos de diversa índole, cruces, conchas, figuras geométricas, vegetales, etc.